El Parlamento de Andalucía comenzó siendo una cámara itinerante dentro de la ciudad de Sevilla. Ya desde el primer momento se iniciaron las gestiones para situar su sede definitiva en su presente ubicación, el Hospital de las Cinco Llagas, pero mientras eso ocurría estuvo ocupando provisionalmente diversos lugares de la ciudad hispalense. La constitución del Parlamento andaluz tuvo lugar en el Salón de Tapices de los Reales Alcázares, para pasar al Palacio de la Audiencia Territorial, posteriormente a la antigua iglesia de San Hermenegildo y de ahí a su emplazamiento actual.
La primera referencia que encontramos al abordar el tema de la sede parlamentaria aparece en la Constitución Española, en el Título VIII, dedicado a la organización territorial del Estado, y en concreto en su Capítulo III, referido a las comunidades autónomas. En el artículo 147 se considera a los estatutos de autonomía como la norma institucional básica en cada comunidad y se establece que deben contener la denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias (art. 147.2.c). La Constitución Española remite de esta forma a los diferentes estatutos de autonomía para que sean éstos los que decidan sobre la sede de sus instituciones.
En cumplimiento del mandato constitucional, el Estatuto de Autonomía para Andalucía debería fijar geográficamente la sede de su institución parlamentaria, pero no lo hace de forma explícita. En el Título Preliminar del Estatuto, que recoge las disposiciones generales, y en su artículo 7 se dice:
"La capital de Andalucía, sede del Gobierno y del Parlamento, será la ciudad que decida éste, por mayoría de dos tercios, en su primera sesión ordinaria. En dicha sesión se decidirá también la sede del Tribunal Superior de Justicia."
De esta prudente manera, los redactores del Estatuto, en su esfuerzo por presentar cuanto antes el proyecto al Congreso y entendiendo la sede de las instituciones como punto de unión y no de conflicto que pudiera traducirse en un menor apoyo al texto, remiten la decisión a lo que acordara el Parlamento en su primera sesión ordinaria.
De la lectura del artículo 7 del Estatuto de Autonomía para Andalucía se desprenden varias conclusiones. En primer lugar, el Parlamento se reuniría en sesión constitutiva sin tener fijada su sede, ya que ésta se decidiría en la primera sesión ordinaria, por lo que se podría haber constituido en cualquier lugar. Contiene también algunos criterios básicos: la unidad de sede de Parlamento y Gobierno, algo que parece lógico, y la posible no vinculación del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Además, el acuerdo debe ser rápido por razones de urgencia -primera sesión ordinaria-, y respaldado por una mayoría cualificada de dos tercios (Nota 1), dictaminando así un procedimiento específico para esta decisión.
El Parlamento de Andalucía no es una cámara de representación territorial, sino política; pero, teniendo en cuenta que ninguna provincia puede duplicar el número de diputados de otra, el hecho de exigir mayoría cualificada de dos tercios supone también que la decisión debe ser tomada por un número de votos equivalente al menos a cuatro provincias andaluzas, que nunca podrían ser ni las cuatro orientales ni las occidentales, ya que entre ellas no llegarían a la mayoría establecida, por lo que de esta manera se implica al mayor número de diputados de diferentes provincias en este acuerdo.
La primera sesión ordinaria del Parlamento de Andalucía se celebró el día 30 de junio de 1982, y en ella, tal como ordena el Estatuto, se debatió cuál sería la sede de las instituciones (Nota 2). Se presentaron dos propuestas (Nota 3), una del Grupo Parlamentario Socialista y otra del Grupo Parlamentario Comunista, que fue retirada al ser coincidente con la primera.
El debate no estuvo centrado en cuestiones histórico-políticas, que, como reconocieron todos los portavoces, podrían haber sido esgrimidas con gran peso por varias localidades para reclamar la sede, sino en cuestiones de índole práctica y socioeconómicas, como el peso de los organismos preautonómicos ya instalados y funcionando, la accesibilidad, los servicios, y todo ello sin olvidar la influencia de la ubicación de las sedes regionales de los partidos con representación parlamentaria. Tras este debate, la propuesta, con 107 diputados presentes y alguna ausencia notable, fue aprobada por 79 votos a favor, 24 abstenciones y 4 votos en contra (Nota 4), y quedó fijada la ciudad de Sevilla como sede del Parlamento y el Gobierno y la ciudad de Granada como sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Una vez ya fijada la sede del Parlamento de Andalucía en Sevilla, el problema consistió en la ubicación física del mismo. Se trataba de una administración de nuevo cuño, sin precedentes históricos en los que apoyarse, la primera cámara de representantes del pueblo andaluz elegida democráticamente, con la suficiente importancia política y dignidad institucional como para que el lugar que la albergara fuera el más idóneo y representativo posible y estuviera a tono con el significado de la institución. Este problema no había pasado por alto, ya que necesariamente el Parlamento se había tenido que reunir anteriormente en la sesión más solemne de aquel momento, su Sesión Constitutiva.
El Decreto 18/1982, de 8 de marzo, autorizó a la Junta de Andalucía a regular la fase postelectoral y previa al Decreto de Convocatoria para constituir el Parlamento de Andalucía en los términos previstos en el Estatuto de Autonomía, con el apoyo de los tres primeros artículos del en aquel momento vigente Reglamento del Congreso de los Diputados. En virtud de este decreto y celebradas las primeras elecciones autonómicas el 23 de mayo de 1982, el Consejo Permanente de la Junta dispuso en el artículo 2 del Decreto 31/1982, de 14 de junio, por el que se convoca la Sesión Constitutiva (Nota 5), que los diputados electos quedaban convocados "para constituir el Parlamento de Andalucía el día 21 a las once horas en los Reales Alcázares de la ciudad de Sevilla".
El Parlamento de nueva creación no cuenta en esos momentos con los recursos ni la infraestructura necesarios para solventar el tema de su sede por sí mismo, pero sí con un gran anhelo y voluntad, por lo que acepta de buen grado el apoyo permanente de otras instituciones y en este caso el del Ayuntamiento de Sevilla, ya que desde 1931 los Reales Alcázares son de propiedad municipal (Nota 6). No está de más recordar aquí las palabras pronunciadas por don Antonio Ojeda Escobar, primer Presidente del Parlamento de Andalucía, en aquella Sesión Constitutiva celebrada el día 21 de junio de 1982 en los Reales Alcázares.
"Tenemos ante nosotros una labor gigantesca, una obra ingente para realizar […] partimos también de una situación material precaria, pues ni siquiera contamos con los medios mínimos necesarios para cumplir nuestro trabajo, pero tenemos una gran ilusión, una voluntad política firme y un pueblo decidido a ilusionarse y luchar por su autonomía, por solucionar sus problemas y por recuperar su dignidad."
Sin duda, la elección del Real Alcázar respondía perfectamente a todos los requisitos exigidos. Considerado como el primer edificio civil de la ciudad hispalense, desde su origen ha sido residencia de príncipes y reyes y ha albergado entre sus muros a los más altos dignatarios y jefes de estado que se alojaban en esta ciudad.
El edificio actual es el resultado de las intervenciones realizadas en el mismo a lo largo del tiempo por las distintas culturas que lo fueron utilizando, y, por tanto, se puede ver en él una síntesis de todas ellas, propia también de la misma ciudad de Sevilla. Siguiendo la opinión de su actual conservador (Nota 7), el núcleo original se debe a la construcción realizada por Abd al-Rahman III como Casa del Gobernador en los primeros años del siglo X. Las diferentes dinastías realizan nuevas ampliaciones del conjunto, y es en la etapa almohade (1147-1248), momento en que Sevilla se convierte en la capital del nuevo imperio marroquí, cuando se realizan importantes obras, con las que la superficie del recinto alcanza unas trece hectáreas. Un ejemplo de estas obras lo constituye el Patio del Yeso. Este primer núcleo es el que encuentra Fernando III el Santo cuando el 22 de diciembre de 1248 toma posesión del Alcázar tras conquistar la ciudad. Tres años más tarde murió en este recinto, por lo que no tuvo la oportunidad de realizar ninguna obra, pero sí su hijo, el rey Alfonso X el Sabio, quien manda transformar antiguas estructuras almohades para construir su Palacio Gótico, considerado como el edificio civil de este estilo situado más al sur de Europa. Posteriormente, a mediados del siglo XIV, Alfonso XI ordena construir la Sala de Justicia, comenzando así las obras del conocido como Palacio Mudéjar. Su hijo, Pedro I el Cruel o el Justiciero, continúa con la línea arquitectónica iniciada por su padre, y entre 1363 y 1366 construye su palacio con la colaboración de artistas musulmanes procedentes de Sevilla, Granada y Toledo, por lo que el resultado es "un edificio históricamente cristiano y artísticamente musulmán" (Nota 8). A esta época pertenecen algunas de las más bellas estancias y patios del Alcázar, como son el Patio de la Montería, de las Doncellas o el Salón de Embajadores.
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Sesión Constitutiva del Parlamento de Andalucía. |
En el siglo XVI, las grandes rentas procedentes del comercio con las Indias permiten la ejecución de nuevas obras, localizadas sobre todo en la parte alta del Palacio Mudéjar, de las que hoy en día sólo quedan la Sala de Audiencias y el conocido como Cuarto del Almirante. Durante el siglo XVII se efectúan relevantes intervenciones, como la construcción de un nuevo zaguán, apeadero y nuevas caballerizas en el callejón del Agua.
Con la llegada de la dinastía borbónica el recinto goza de una nueva etapa de esplendor, motivada por la estancia aquí de la familia real y toda su corte durante cuatro años (1729-1733). En el período de Fernando VI se produce el conocido como terremoto de Lisboa (1755), que afecta a numerosos edificios de nuestra ciudad y causa importantes estragos en el Alcázar, especialmente en las construcciones realizadas por Alfonso X el Sabio que configuraban las salas del antiguo Palacio Gótico. Cinco años más tarde, reinando Carlos III, se decide reconstruir la nave septentrional, y esta intervención es encargada al ingeniero militar Sebastián Van der Borcht, que estaba al mando de las obras de la Real Fábrica de Tabacos de la ciudad. Por tanto, el espacio que se aprecia ahora, que es el que especialmente nos interesa, corresponde a esta actuación tardobarroca, restaurada intensamente en los últimos años. Nos referimos exactamente al conocido como Salón de Tapices, por encontrarse en esta estancia los tapices que representan la conquista de Túnez por Carlos V. Estos tapices, realizados en oro, seda y lana por Guillermo de Pannemaker, fueron testigos de la constitución del Parlamento de Andalucía el día 21 de junio de 1982, y allí se celebraron sus sesiones plenarias hasta el día 25 de enero de 1983.
Si los Plenos del Parlamento andaluz comenzaron a celebrarse en uno de los rincones más bellos y suntuosos de Sevilla, no podemos decir lo mismo sobre la sede administrativa. Ésta se encontraba en un edificio de nueva construcción situado en el centro de la ciudad, el edificio Cristina, frente a los jardines del mismo nombre. En los primeros momentos la sede administrativa ocupaba dos viviendas contiguas en régimen de alquiler, y en sus habitaciones y salones se dispusieron los despachos y salas de reuniones, que había que adaptar a las necesidades que dictara la actividad programada en cada momento (Nota 9). Los grupos parlamentarios no disponían de espacio físico en el mismo edificio y su actividad la desarrollaban desde las sedes de sus partidos. La precariedad de las instalaciones y la insuficiencia de medios fueron suplidas por los trabajadores y el nuevo personal funcionario al servicio del Parlamento, con enorme profesionalidad y gran ilusión, acrecentada ésta por sentirse testigos directos de una de las etapas más interesantes de la política andaluza, aquella en la que el Parlamento de Andalucía comenzaba a dar sus primeros pasos.
Desde el primer momento se era consciente de que la situación de provisionalidad no podía durar mucho y que el Parlamento necesitaba una sede propia donde centralizar el trabajo de la Cámara, que aunara en el mismo edificio todas las dependencias administrativas y el Salón de Plenos. Ya al inicio de esta primera legislatura, en el año 1982, se comenzaron las gestiones por parte de don Antonio Ojeda para la cesión del antiguo Hospital de las Cinco Llagas. Mientras llegaba ese momento, los criterios de eficacia y comodidad para el trabajo parlamentario hicieron ir abandonando las distintas sedes hasta la instalación definitiva, diez años más tarde, en ese edificio.
En el Salón de Tapices del Real Alcázar se celebraron nueve sesiones plenarias, la última en la fecha del 25 de enero de 1983. Los escaños fueron cedidos por la Diputación de Córdoba, gracias a la cual tuvieron la dignidad acorde con lo que merece la representación del pueblo de Andalucía. Allí se produjo el debate de investidura de don Rafael Escuredo; se realizó, entre otras actividades, la primera elección de senadores por la Comunidad Autónoma, y se aprobó la ley del himno y el escudo de Andalucía, así como el primer reglamento que regía en el Parlamento andaluz. Entre sus diputados se encontraban nombres que más tarde, por una razón u otra, desaparecerían de la vida pública, pero otros pasarían a ocupar el primer plano de la política andaluza y nacional y muchos de ellos hoy en día ostentan cargos de máxima responsabilidad. (Nota 10)
Por los criterios anteriormente expuestos de eficacia y comodidad, en febrero de 1983 se traslada el Salón de Plenos desde el Alcázar al Palacio de la Real Audiencia de Sevilla. Este edificio había sido adquirido por la Caja de Ahorros San Fernando para instalar su sede central, y tuvo la gentileza de ceder sus instalaciones para la celebración de las sesiones plenarias. La sede administrativa seguía estando en el mismo lugar, ya que su traslado a otro edificio más amplio no se produjo hasta febrero de 1986.
Si el Alcázar es de los edificios más emblemáticos de nuestra cultura, del Palacio de la Real Audiencia se puede afirmar que supone una parte notable en la crónica jurídica de Andalucía y, como señala Santos Torres (Nota 11), el depósito más importante de la historia judicial de esta ciudad.
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Acto de inauguración del Salón de Plenos del Palacio de la Real Audiencia de Sevilla, sede provisional del Parlamento de Andalucía. |
Tras la conquista de Sevilla, el Rey Fernando III el Santo establece por privilegio de 1250 un ordenamiento jurídico y judicial que fue ratificado posteriormente por sus sucesores. Esto dio lugar a la constitución del primer tribunal de justicia que se organiza en la capital hispalense, pero no quiere decir que ya entonces se utilizara el edificio que nos ocupa para estas funciones, puesto que tradicionalmente esta labor se desarrollaba en el Corral de los Olmos (fachada de los Reales Alcázares), junto a las Casas Consistoriales. La primera noticia recogida por los historiadores (Nota 12) se remonta a finales del siglo XIV, cuando, durante el reinado de Enrique de Trastamara, el doctor Rui García de Santillán, juez de grado que conocía de los recursos, consiguió que se dedicara para su servicio una casa en la plaza de San Francisco, frente a la Casa Grande de la Orden Franciscana. La instalación allí de estos tribunales de apelación exigió arreglos interiores para acondicionar las salas de audiencias, y de ahí el nombre con el que fue bautizado el edificio y conocido a partir de entonces, de Qasa Quadra. Esta denominación procedía del latín, aula quadra, que servía para llamar así al aposento de la casa espacioso y regularmente cuadrado (Nota 13). Este edificio medieval posiblemente no tuviera mucho que ver con el que hoy conocemos; según afirma Teodoro Falcón, era de pequeñas dimensiones, de dos plantas, cubierta de madera, pocos huecos en la fachada, y ya a comienzos del siglo XV amenazaba ruina.
Años más tarde, los Reyes Católicos establecen los Tribunales Colegiados y se crea la llamada Audiencia de los Grados, antecesora de la Real Audiencia primero y de la Audiencia Territorial después. En ese momento, el incremento de las funciones hacen necesarias obras de ampliación de la Casa Quadra, que ya antes había adquirido algunos edificios colindantes. Durante el siglo XVI, el espacio donde se ubicaba el edificio, la plaza de San Francisco, debido a una serie de transformaciones, se convirtió en el principal espacio cívico de la ciudad, donde se realizaban grandes manifestaciones populares, desde fiestas con cucaña a corridas de toros o autos de fe. A lo largo del siglo el antiguo edificio medieval va experimentando reformas y ampliaciones, más notorias tras la fundación de la Audiencia Real en 1553. Sin embargo, las transformaciones que introduce en el edificio la estética renacentista no se producen hasta fines del siglo XVI, comenzando por el interior, el patio, la fuente y los corredores altos y bajos, como consta en una lápida conservada actualmente en el mismo patio. Las trazas de estas obras pudieron ser proyectadas por Juan de Herrera y llevadas a cabo bajo la dirección de Juan de Minjares. La renovación del exterior se inicia en 1606 por Alonso de Vandelvira, aparejador de Juan de Minjares, cuando, al encontrarse derruida, el Ayuntamiento propone retranquear la fachada para una mejor adecuación al espacio urbano. (Nota 14)
La fachada es la parte del inmueble que más transformaciones ha experimentado a lo largo de su historia, y así se pone de manifiesto en la iconografía que de ella nos ha llegado (Nota 15). La portada se hallaba desplazada a la izquierda, a la altura de la segunda ventana de las ocho existentes en la planta baja. El edificio se cubría con tejado y en el extremo de la fachada más próximo a la calle Sierpes se elevaba una torre con cuerpo de campanas rematado con chapitel piramidal.
Durante el siglo XIX se realizaron diversas obras que fueron alterando esta estructura. Hacia el año 1818 el estado precario de la fábrica de la Real Audiencia, que había sufrido incendios y remodelaciones, aconsejó realizar nuevas obras de consolidación. La fachada sufrió una transformación importante: se trasladaron la portada y el balcón principal al centro del edificio y se construyó un nuevo zaguán de acceso al patio principal. En 1858 se derribó la cárcel situada a la izquierda de la Audiencia -Cárcel de los Oidores- por su mal estado, y sus dependencias se destinaron en parte al ensanche de la vía pública, y así ha llegado hasta nuestros días (Nota 16). En 1861 se emprendieron nuevas obras en las salas altas de la Audiencia y se eliminó la torre, que amenazaba ruina.
El día 6 de agosto de 1918 se produce en el edificio un incendio por causas desconocidas que destruye toda la parte alta y casi toda el ala derecha. Este hecho obliga a la última reforma importante que se llevó a cabo. Se realizó según proyecto de Aníbal González, que cedió sus honorarios para la reconstrucción, y concluyó en 1924. El aspecto exterior del edificio no ha cambiado mucho desde entonces. Las últimas obras realizadas, proyectadas por don Rafael Manzano, se produjeron tras la adquisición por la Caja San Fernando y sirvieron para adaptarlo a sus nuevos usos, entre ellos dar albergue a una notable colección artística constituida por más de trescientas piezas de todas las épocas.
La primera sesión plenaria que tuvo lugar en el Antiguo Palacio de la Audiencia se celebró el día 15 de febrero de 1983, y la última el 27 de noviembre de 1985. En total se celebraron allí 50 Plenos, que albergaron interesantes debates en una época en la que había que dotar a Andalucía de todo su entramado legislativo y su configuración institucional. Allí se debatieron, entre otros, el proyecto de Ley General de la Hacienda Pública de Andalucía, de Reforma Agraria, de Sociedades Cooperativas, junto a otros debates como la investidura de don José Rodríguez de la Borbolla y los presupuestos de los años 1983, 1984 y 1985, sin olvidar el primer Pleno extraordinario celebrado con motivo del 28 de febrero en el año 1983.
A pesar de que las condiciones para el desarrollo del trabajo de los diputados habían mejorado respecto al Salón de Plenos anterior, seguían presentándose ciertas carencias, especialmente por la falta de espacio ante el creciente aumento de actividades que se venían desarrollando. Dentro de la provisionalidad, se buscó un sitio que ofreciera una mayor estabilidad, con espacios para despachos y salas de reuniones que hicieran más cómoda la actividad parlamentaria. Este lugar se encontró en la antigua iglesia del ex colegio jesuita de San Hermenegildo, propiedad del Ayuntamiento, que la cedió para uso del Parlamento de Andalucía. Allí comenzaron a celebrarse los Plenos en el mes de diciembre de 1985.
Mientras tanto, la insuficiencia demostrada en la sede administrativa fue acrecentándose, especialmente ante la necesidad de los grupos parlamentarios de disponer de espacio suficiente para desarrollar sus tareas. Ya anteriormente se habían iniciado las gestiones para cambiar de sede administrativa, y se obtuvo de la Tesorería General de la Seguridad Social la cesión gratuita de un edificio situado en el número 21 de la calle Reyes Católicos (hoy en día actual sede del Defensor del Pueblo Andaluz). Este edificio constaba de tres plantas que asomaban a un patio central, y su superficie permitiría disponer de diferentes salas de comisiones, Junta de Portavoces y despachos para los grupos y aliviar así las condiciones de trabajo de los funcionarios, que habían visto incrementada su plantilla notablemente (Nota 17). El edificio necesitaba de obras para su adecuación, especialmente en su estructura, y hasta que no finalizaron las mismas no se produjo el traslado de la sede administrativa. Esto ocurrió en febrero del año 1986, por lo que nos encontramos con que en ese año el Parlamento inicia su actividad en dos nuevas sedes que serían las permanentes hasta el traslado al Hospital de las Cinco Llagas: la administrativa en Reyes Católicos y el Salón de Plenos en la iglesia de San Hermenegildo.
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Fachada de Salón de Plenos de San Hermenegildo, sede provisional del Parlamento de Andalucía, y 213, Fachada de Reyes Católicos previa a sede parlamentaria. |
Fachada de Reyes Católicos previa a sede parlamentaria. |
De todas las sedes, esta de la antigua iglesia de San Hermenegildo es la más ligada a la historia del parlamentarismo, ya que fue la sede de las Cortes Generales durante casi dos meses del año 1823. El restablecimiento en España de un régimen liberal a partir de 1820 no fue acogido con agrado por las potencias conservadoras de Europa, que lo consideraban peligroso para la estabilidad del Continente. Estas potencias, agrupadas en La Santa Alianza, deciden intervenir en España y confían la ejecución de este acuerdo a Francia. El envío de estas tropas, conocidas como los Cien Mil Hijos de San Luis, favorecía los intereses de Fernando VII, sometido a la Constitución de 1812 tras su restauración, pero mientras se realizaba lo que entendía como su liberación se encontró obligado a cumplir los preceptos de la constitución gaditana (Nota 18). Ante el avance de las tropas francesas, la familia real, las Cortes y el Gobierno, bases de todo el edificio constitucional, se vieron forzados al traslado hacia el sur, y aunque el Rey se negó no pudo resistirse a las presiones.
Las Cortes habían decidido continuar su labor en Sevilla y escogieron para celebrar sus sesiones la antigua iglesia del ex colegio jesuita de San Hermenegildo. El profesor Sánchez Mantero señala que debió ser la propia estructura del templo lo que decidió que se convirtiera en sede de las Cortes, por su similitud en la estructura con el Oratorio de San Felipe Neri que en 1812 había acogido las reuniones de las Cortes de Cádiz. A partir de abril de 1823 y hasta junio de ese año la ciudad se convertiría en la sede de las más altas instancias de la nación.
El conjunto del colegio jesuita de San Hermenegildo, del que hoy sólo se conserva su iglesia, se construyó entre 1616 y 1620. El edificio fue proyectado por el arquitecto Juan Bautista de Villalpando y revisado por el jesuita Pedro Sánchez. La parte más notable del complejo era la iglesia, de planta elíptica y dividida en dos cuerpos. Sobre el primero se situaba una tribuna corrida, que sirvió para albergar al público que acudía a las sesiones, y sobre el segundo descansaba una bóveda oval. Su interior estaba decorado con estucos y yeserías realizados por Francisco de Herrera el Viejo, que desarrollaban en su iconografía un completo programa teológico de exaltación a la Inmaculada.
Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el edificio tuvo diferentes usos. Entre ellos albergó a la institución de los Niños Toribios, a medias entre hospicio y duro correccional, que recogía a jóvenes huérfanos para darles educación. También funcionó como cárcel religiosa, sede de la hermandad de la Escuela de Cristo, reñidero de gallos y acuartelamiento de tropas de artillería. Actualmente el Ayuntamiento de Sevilla lo emplea para la celebración de actos culturales.
El edificio tuvo que ser acondicionado para poder acoger allí a las Cortes, que estuvieron reunidas desde el 23 de abril hasta el 11 de junio de 1823. En esos cincuenta días celebraron 53 sesiones, cuatro de ellas extraordinarias. Se celebraba sesión todos los días de la semana, incluso sábados y domingos, exceptuando el día 29 de mayo por ser el Corpus y establecerlo así el Reglamento.
Mientras tanto, los Cien Mil Hijos de San Luis continuaban su avance hacia el sur y el 10 de junio de 1823 atravesaron Sierra Morena. Ya no existía ningún medio para impedir la invasión de Andalucía y las Cortes decidieron su traslado a Cádiz, única ciudad donde podrían encontrar cierta seguridad. Este traslado debía producirse de forma inminente, pero de nuevo se retrasó ante la negativa real y las Cortes se vieron en la obligación de inhabilitar a Fernando VII "por su propia seguridad". Los diputados marcharon precipitadamente de Sevilla el día 12 con destino a Cádiz, y con ellos los últimos destacamentos de milicianos y soldados. Tras su marcha se produjeron en la ciudad actos vandálicos y desórdenes propiciados por los absolutistas, y el lugar que sirvió de sede a estas Cortes se vio afectado por saqueos e incendios.
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Sesión plenaria celebrada en el Salón de Plenos de San Hermenegildo. |
El Parlamento de Andalucía recuperó este espacio para la vida parlamentaria. Celebró su primera sesión en la sala de San Hermenegildo el
día 3 de diciembre de 1985. Allí concluyó la primera legislatura y se desarrollaron por completo la segunda y parte de la tercera, hasta su sesión plenaria número 38, celebrada el día 27 de febrero de 1992. Esta sala, que había sido mudo testigo de la agonía del Trienio Liberal, acogió de nuevo intensos debates parlamentarios, entre los que podemos citar los relativos a la Ley del Consejo Asesor de RTVE-A, modificación de la Ley de la Función Pública, creación de la Cámara de Cuentas, gratuidad de la enseñanza, creación de la RTVA, inventario de espacios naturales protegidos o el debate sobre la Ley de Patrimonio Histórico.
Las gestiones iniciadas desde su creación por el Parlamento de Andalucía para contar con una sede definitiva por fin dieron sus frutos el 28 de febrero de 1992. El Pleno Institucional correspondiente a esa fecha se celebró ya en su nueva sede del Hospital de las Cinco Llagas.
El origen de este edificio tenemos que buscarlo en la fundación de caridad que con el nombre de Las Cinco Llagas o de la Sangre (Nota 19) creara en el año 1500 la noble doña Catalina de Ribera, labor continuada por su hijo don Fadrique Henríquez de Ribera, primer Marqués de Tarifa y quinto Adelantado de Andalucía. Fue éste quien colocó las bases para la construcción del edificio, que se inició siete años después de su muerte. En 1546 se comienza la obra del que fuera mayor hospital de Europa, que a lo largo de su existencia realizó aportaciones decisivas no sólo a la medicina o al arte, sino a toda nuestra historia.
Ya su propia ubicación extramuros, por lo que aún suponía de riesgo, resultó una novedad. Fue iniciado por Martín de Gaínza sobre el proyecto de un gran rectángulo orientado a los puntos cardinales, de 173 metros de fachada principal por 156 de lateral. Tras las fachadas, con torres en sus ángulos, se disponían 10 patios con galerías porticadas, entre los cuales se debían situar las salas de enfermos. Los patios y las amplias galerías garantizan la ventilación exterior y responden a la nueva preocupación higiénica surgida con el humanismo, que se manifiesta también en la construcción de fuertes cloacas. A todo ello se une la iglesia, que se levantaría exenta en el patio principal. Este proyecto nunca se llegó a concluir y el edificio no cerró por sus cuatro lados. Se quedaron sin hacer dos de las torres y uno de los patios, el correspondiente al ángulo nordeste.
Las fachadas se realizan en piedra, lo que confiere solidez y rotundidad al conjunto. En su alzado se observan dos plantas, con pilastras toscanas en el primer cuerpo y semicolumnas jónicas en el segundo. Las ventanas se rematan con frontones triangulares. En la fachada principal, frente a las murallas de la ciudad, se incrusta la portada de acceso al edificio, realizada en 1617.
Como un monumento en sí mismo se levanta la iglesia en el patio central. Su ejecución corresponde a Hernán Ruiz II, responsable de las obras del hospital desde 1558 hasta su muerte, en 1569. De estilo manierista, sobresale en altura respecto al conjunto, e impresiona por su volumen y coherencia formal. Presenta planta de cruz latina con brazos cortos, y tras el altar semicircular se sitúa la sacristía rectangular, según el tipo de iglesia de cajón. En el interior, iluminado por ventanas termales, destacan las monumentales columnas jónicas del segundo cuerpo, así como el cerramiento con potentes bóvedas baídas, que no corresponden a lo trazado por Hernán Ruiz, pues se deben a actuaciones posteriores ejecutadas hacia final del siglo XVI. En el altar se sitúa el retablo mayor, con pinturas realizadas por el pintor rondeño Alonso Vázquez en 1602. En el exterior destaca la portada principal, que ofrece esquema de arco triunfal con dos cuerpos, dórico el inferior y jónico el superior, rematados por un frontón. Destacan los escudos nobiliarios de don Fadrique y, en el cuerpo bajo, los relieves de las virtudes teologales labrados por Juan Bautista Vázquez el Viejo en 1564.
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Fachada de la iglesia del Hospital de las Cinco Llagas. |
La inauguración como hospital se produjo en 1559 y mantuvo esta función hasta su desalojo en el año 1972. Durante su existencia realizó una gran labor asistencial, especialmente en épocas de epidemias, inundaciones o guerras.
Desde su apertura, el edificio hospitalario estuvo en manos privadas, hasta la Desamortización de Mendizábal en 1837. A partir de ahí se hace cargo del mismo una junta de beneficencia, hasta que, a mediados del siglo XIX, la Diputación de Sevilla asume las ayudas asistenciales y pasa a ser la titular del mismo. Al realizarse un poco más tarde la concentración hospitalaria de los demás centros de beneficencia en este edificio pasó a denominarse Hospital Central. Anteriormente, durante la Guerra de la Independencia, en una parte del mismo se instalaron las tropas para utilizarlo como hospital militar. A principios del siglo XX se instala también aquí el hospital universitario. Ambas instituciones se mantienen en el edificio y lo modifican según sus necesidades, hasta la construcción de nuevas instalaciones.
Como vemos, el hospital no es ajeno a los acontecimientos históricos, que, unidos al natural paso del tiempo y a la convivencia no siempre pacífica de distintas instituciones en el mismo, lo sumergen en una aguda crisis ya en el siglo XIX, lo que, por otra parte, no impide el desarrollo de la medicina, favorecido por el trabajo de grandes profesionales y la incorporación de los últimos adelantos técnicos. Su abandono, debido a su pésimo estado de conservación, que propicia la apertura de instalaciones más modernas, se produce en febrero de 1972, y aunque aún se mantenían algunos servicios comenzó un largo período de descuido que aceleró el deterioro ya existente, lo que ocasionó su cierre definitivo unos años más tarde.
El 19 de octubre de 1982 el Pleno de la Diputación de Sevilla acordaba ceder el antiguo Hospital de las Cinco Llagas a las instituciones autonómicas. Siendo Presidente del Parlamento don Antonio Ojeda Escobar se convino la cesión del edificio, y desde noviembre de ese año el Parlamento gestiona prácticamente en solitario el proyecto de estudio y revitalización. Bajo la presidencia de don Ángel M. López y López se decide la ubicación definitiva y se aprueba la licitación de las obras, que comienzan en mayo de 1987. Con el especial ahínco demostrado por don José Antonio Marín Rite el proyecto se culmina definitivamente, y la nueva sede del Parlamento de Andalucía se inaugura de manera oficial el día 28 de febrero de 1992, con la celebración del Pleno Institucional correspondiente a esa fecha. A partir de entonces, la antigua iglesia del hospital alberga los Plenos del Parlamento andaluz (Nota 20). Algunos meses más tarde se produce el traslado de la sede administrativa desde Reyes Católicos, y las antiguas salas de enfermos se ven ocupadas por funcionarios, grupos parlamentarios y servicios de la Cámara.
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El Presidente del Parlamento de Andalucía, José Antonio Marín Rite, visitando las obras del Hospital de las Cinco Llagas. |
Aún quedaban por restaurar tres de los patios que conservaba el edificio. Afortunadamente, el trabajo de recuperación no se dio por concluido, y, con la intención de culminarlo, don Javier Torres Vela propone en otoño de 1996 a los restantes miembros de la Mesa continuar con las obras y restaurar la parte que se encontraba en desuso, para recuperar así la totalidad de los aproximadamente cuarenta y seis mil metros cuadrados de los que constaba el conjunto. La nueva superficie estaría destinada a la ampliación de algunas dependencias del Parlamento y a la instalación de la Cámara de Cuentas de Andalucía, que, como antes el Parlamento, desarrollaba su trabajo en unas oficinas en régimen de alquiler.
Esta segunda fase de restauración comenzó el día 1 de marzo de 2000,y la culminación de estos trabajos tuvo lugar con la inauguración que de la nueva parte rehabilitada realizaron felizmente SS.MM. los Reyes de España el día 20 de febrero de 2003. Con la realización de estas obras se ha continuado en la obligada labor de recuperar nuestro patrimonio, y el antiguo hospital, al igual que hizo en el siglo XVI, sigue impresionando y asombrando a cuantos lo conocen, ahora como sede de la más alta institución de nuestra Comunidad, el Parlamento de Andalucía.
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SS. MM. los Reyes y Javier Torres Vela en el acto inaugural de la segunda fase de rehabilitación del Hospital de las Cinco Llagas. |
Con esta breve reseña sobre las distintas sedes que ha ocupado en su historia el Parlamento andaluz no sólo hemos conocido los edificios en los que estuvo ubicado, sino que han sido éstos los que nos han permitido dar un pequeño paseo por el arte, la cultura y la misma historia de nuestra tierra, valores de los que el Parlamento andaluz se siente heredero y en la obligación no sólo de custodiar y conservar, sino de acrecentarlos en todo lo posible. Por sí, para España y la Humanidad.
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